http://sentirloquedecimos.blogspot.com.ar/

Traductor

lunes, 23 de mayo de 2016

Tengo frío. Tengo frío porque estoy en medias, en el piso y con las piernas dobladas contra mí. Estoy apoyada en la puerta. Estoy escondiéndome, no soy tan grande. Estoy con un poco de dolor. Un dolor que a medida que escribo parece aliviarse haciéndose cada vez más fuerte. Veo un poco nublado y quiero golpear tantas cosas que no puedo..
Tengo frío y estoy en el piso teniendo la cama a un metro y medio. Me escondo. Me escondo del monstruo de las palabras, de su veneno más que nada.
Ojalá nunca te griten esas cosas en la cara. Cosas que no te mereces, cosas que tal vez son reales pero son tus cosas y por algo nadie tiene que entrometerse.
Situaciones que duelen, palabras que cortan.
Tengo frío, pero me quiero quedar en el piso hasta que sienta que me tengo que levantar.

martes, 26 de abril de 2016

Aún aquí.

¿Acaso la vida está esperando a que me derrumbe para poder enviarme a alguien que me ayude a dejar de ser miserable? Porque al parecer cuando uno se conforma con lo que tiene (que no siempre es malo), parece que ese conformismo puede volverse eterno. Que nunca va a llegar la persona que necesitas para que te acompañe a caminar.
Así como mis días no paran de estar llenos de optimismo -o intento- y de "vos sos vos, los de afuera son de palo", también tienen un poquito de estas dudas. Algunas incertidumbres, mas que nada como si sintiera que el tiempo corre y la persona que estoy esperando nunca llega, se le está haciendo tarde. Me está haciendo esperar, y no que no pueda, pero no me gusta ni un poco.
Estoy sentada hace mucho. Pasaron primaveras, cumpleaños, bebidas, noches de verano, playas, otoños secos e inviernos helados y decidí sentarme porque me aburrí de estar parada, también me cansé. Como cuando esperas el colectivo una eternidad y te terminas yendo caminando porque no llega.
Me senté, me estoy mirando las zapatillas y viendo qué otro detalle positivo y lindo le puedo encontrar, ya me las miré demasiado. Estoy viendo gente de la mano reírse y me río con ellos porque me pone bien ver a la gente feliz, pero a veces siento que ver a la gente feliz no es suficiente. A veces siento que rebalso de amor, que estoy esperando que alguien me reciba con ganas de un abrazo en el que me pueda proteger. Amor, protección y confianza. Pero sigo sentada en el banco de una plaza porque todavía no vi a nadie dispuesto a regalarme eso. Hasta ahora nadie aceptó que esta piba es eso.. su presente, su pasado y su tormento de pensamientos.

miércoles, 6 de abril de 2016

Pero sobrevivimos

[Tener esa sensación de felicidad interna, de estar completa. Que me traten de hacer todo el daño del mundo y que no puedan, porque no me importa, porque el único que podría llegar a herirme es él. Eso quiero. No la parte de la dependencia, sino la de la invencibilidad.] 



Pero es sólo cuestión de tiempo para que dos almas se enfermen del amor y sus obsesiones. Dolorosamente real. Es tan intenso todo, es una droga tan fuerte que a duras penas reconocemos lo originado en la mente y lo que en verdad sucede.
Y creo no estar inventándolo, a veces lo sentimos. No estoy contando un cuento. En los cuentos no hay celos, se omite la parte de los terceros, las ganas de significar todo para la otra persona y el desesperado miedo a quedarse solo. No hay egoísmos, lo cuál es muy complicado de evitar cuando hubo aunque sea una sola vez, un sólo instante en el que sentimos que podíamos ejercer control sobre la persona, y que creímos por el más remoto motivo que esa persona nos pertenecía. En la vida real nos entregamos sin preguntar, sin tomar precaución, porque no hay precauciones para el amor.. ¿O sí?. Pensamos que lo único que tenemos es a esa persona. Llegamos al extremo de pensar que no tenemos vida sin esa persona, hasta que debemos vivir sin ella. Y lo hacemos, nos levantamos de la cama porque la mente nos impulsa, pide que por favor la liberemos de la tortura de los recuerdos que aparecen sin querer, aunque el corazón y la sangre y cada órgano nos pida más de esa droga a la que llamamos amor, y que a veces no podemos obtener, no de la persona que deseamos. Y en ese momento, justo en ese momento en el que sufrimos una abstinencia que no podemos ya arrastrar, colapsamos, pensamos que nos vamos a morir sin ese abrazo, caricia, o beso que anhelamos obtener. Lloramos liberando nuestro ser, la cabeza explota y el cuerpo se satura de emociones, pidiendo a gritos que lo devolvamos a su refugio, a algún refugio donde su dolor no pueda ser recordado ni identificado con nada ajeno a él mismo. Nos sedamos. Nos volvemos adictos a aquello que nos saque del dolor, porque sería insoportable que lo único que allá afuera hace girar al mundo -el amor-, sea lo mismo que nos puede hacer caer a pedazos tanto por dentro como por fuera. Ahogarnos.






Casi siempre en un vaso de agua.
O de vodka.

jueves, 28 de enero de 2016

Somos lo que soñamos.

Volví. ¿Por qué? Lo sé y no lo sé. Porque busco la respuesta a muchas dudas.

Como ¿por qué dejamos a esa persona que tanto queremos, morir? ¿Por qué nos encerramos en pensamientos tan necios, tan poco lógicos?
Anoche me pasó algo que no me pasaba hace mucho tiempo, y me tocó demasiado.
Anoche mi inconsciente perdió algo y descubrió algo también. Anoche sentí la angustia apoderarse de mí como pocas veces.
Anoche recordé lo que es necesitar a alguien. Tanto tanto que me senté llorando, rodeando el torso con mis propios brazos. Decepcionada, de cómo antes no me había dado cuenta de la tragedia que mi cuerpo había enfrentado. Había sufrido una pérdida tan grande que mi cabeza no quiso afrontarlo. Pero una noche me lo nombraron y todo se me derrumbó. Me pregunté por qué había sido tan idiota de no haberlo abrazado antes, dicho 'te amo' u al menos pegarle una cachetada demostrándole el enojo que me habían causado sus pendejadas. Ni eso. El único remedio que me quedaba era escuchar a mis amigas. Una me dijo "por qué no le escribis como vos sabes?". Y eso hice. Pero en el momento en que me senté delante de la computadora creí que me iba a desvanecer. Cuánta falta puede hacer una persona.. En ese instante me era imposible aguantarlo ya, el dolor era tan fuerte que me molestaba llorar, no quería hacerlo más; pero sin embargo mis recuerdos me traían a la vista todos los momentos en los que esa persona me hizo bien, y yo me se sentía en falta. Podía ver que nada, nada tenía sentido ni lo iba a recobrar jamás. Todo porque esa persona marcó 10 años de mi corta vida y me demostró y cuidó más que personas que me vieron caer un millón de veces.
Así los días pasaban y nadie podía entender el dolor que sentía mi cuerpo. Me sentía muerta por dentro. Todo por el estúpido capricho de hacerle pagar con la misma moneda, y alejarme. Ahora lo quería mas cerca que nunca, y no podía. No podía tener nunca más ese abrazo que me protegía y me llenaba de paz. Mi vida parecía destinada a ser triste, no veía salida absoluta.
Muy, muy afortunadamente, de vuelta en la realidad mis ojos se abrieron y miré por la ventana de mi cuarto. Miré el celular: las 10am. Mi corazón latiendo fuerte y mi cabeza preguntándose si hoy iba a ser un día más sin verle la sonrisa, sin su compañía. Puse mi antebrazo sobre mi frente mientras trataba de acordarme.. la noche anterior no había llegado con amigas a mi casa, había llegado sola, y jamás se me había ido la borrachera, porque no me había emborrachado. Eso quería decir que nunca me puse a llorar por la muerte de nadie. Lo que quería decir que todo estaba bien. Y entonces sí, me puse a llorar liberando la presión que mágicamente había aparecido en mi garganta, ese maldito nudo que me hizo pensar y decir "¿hace falta hacer morir a una persona en nuestras vidas para darnos cuenta que no podemos vivir sin ella?". Y como la respuesta fue no, abrí el whatsapp, y le hablé.