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viernes, 19 de abril de 2013

Lunes, 1 Abril - Jueves, 11 Abril.

Apoyo los brazos sobre la mesa, me tapo la cara con las manos, me refriego los ojos corriéndome el maquillaje y empiezo esta entrada.
Aunque no sepa por donde empezar, aunque no sepa ya que pensar.. si creer que todo pasa por algo, o que las cosas suceden por casualidad, aunque ya no tenga esperanza alguna, sigo esperando.. esperando a que algo cambie, en algĂşn momento va a cambiar. Ponele que cambie.
No sé a donde voy, ya no sé ni lo que quiero. Bueno, sí, sé muy bien que es lo que quiero, y no es precisamente esto.
Tres semanas. En tres semanas que no pude escribir nada acá, mi mundo se puso de cabeza, cuando por fin se estaba enderezando, de a poco, pero lo hacĂ­a. En tres semanas sentĂ­a como de a poco me volvĂ­a el alma al cuerpo, como la felicidad volvĂ­a a mi. VolvĂ­ a sentir y recordĂ© sentimientos y sensaciones que el dolor habĂ­a tapado, y que no sentĂ­a hace mucho. RecordĂ© lo que era sentirme especial. RecordĂ© lo que era estar con una sonrisa constante.
Recordé lo que era la esperanza, recordé como se sentía confiar en lo que venía.. en una persona.
En dos semanas, que simulaban ser meses, las cosas marcharon muy rápido, se actuĂł sin pensar, y se dijeron cosas que no tendrĂ­an que haber sido dichas. En menos de un dĂ­a me dejĂ© llevar por el corazĂłn, y no por lo que me advertĂ­a la experiencia. En dos semanas me enamorĂ© de palabras, y no de hechos. En dos semanas me obliguĂ© a entender la cobardĂ­a de una persona que no sabe enfrentar lo que siente, que no se sabe ordenar, que no sabe pensar en el otro. En dos semanas expuse por completo mis sentimientos, y no me guardĂ© absolutamente nada de lo que me habĂ­a quedado por decir; admitĂ­ cosas que jamás hubiera admitido, dije todo con la esperanza de que ayudara, hablĂ© ochenta veces sobre lo mismo, recriminĂ©, y reprochĂ© que no era justo, pero sin embargo me gustaba, por supuesto, era lo que habĂ­a estado buscando,  lo Ăşnico.. quĂ© podrĂ­a salir mal... de nuevo???. Tuve que entender. Entender y esperar. Tuve que ponerme en los zapatos de otra persona, y ver las cosas desde otro punto de vista "más complicado" al mĂ­o, y seguir entendiendo. Fui inocente, creĂ­ demasiado, hasta el punto de confiar en exceso e ilusionarme.

Las segundas oportunidades son esas que no siempre se dan. Son esas que decidis ofrecerle a la otra persona con la intenciĂłn de que algo cambie, no de que se repita de nuevo la misma historia.


Hiciste que te dijera que por nada del mundo me permitiría perderte, y acá estoy.
Nada más que decir, si hubo un culpable aquí, fuiste tu.
— SĂłlo espero que lo que pase ahora sea lo correcto..

— Y quĂ© es lo correcto?

— Lo que vos sientas..