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jueves, 28 de enero de 2016

Somos lo que soñamos.

Volví. ¿Por qué? Lo sé y no lo sé. Porque busco la respuesta a muchas dudas.

Como ¿por qué dejamos a esa persona que tanto queremos, morir? ¿Por qué nos encerramos en pensamientos tan necios, tan poco lógicos?
Anoche me pasĂł algo que no me pasaba hace mucho tiempo, y me tocĂł demasiado.
Anoche mi inconsciente perdió algo y descubrió algo también. Anoche sentí la angustia apoderarse de mí como pocas veces.
Anoche recordé lo que es necesitar a alguien. Tanto tanto que me senté llorando, rodeando el torso con mis propios brazos. Decepcionada, de cómo antes no me había dado cuenta de la tragedia que mi cuerpo había enfrentado. Había sufrido una pérdida tan grande que mi cabeza no quiso afrontarlo. Pero una noche me lo nombraron y todo se me derrumbó. Me pregunté por qué había sido tan idiota de no haberlo abrazado antes, dicho 'te amo' u al menos pegarle una cachetada demostrándole el enojo que me habían causado sus pendejadas. Ni eso. El único remedio que me quedaba era escuchar a mis amigas. Una me dijo "por qué no le escribis como vos sabes?". Y eso hice. Pero en el momento en que me senté delante de la computadora creí que me iba a desvanecer. Cuánta falta puede hacer una persona.. En ese instante me era imposible aguantarlo ya, el dolor era tan fuerte que me molestaba llorar, no quería hacerlo más; pero sin embargo mis recuerdos me traían a la vista todos los momentos en los que esa persona me hizo bien, y yo me se sentía en falta. Podía ver que nada, nada tenía sentido ni lo iba a recobrar jamás. Todo porque esa persona marcó 10 años de mi corta vida y me demostró y cuidó más que personas que me vieron caer un millón de veces.
Así los días pasaban y nadie podía entender el dolor que sentía mi cuerpo. Me sentía muerta por dentro. Todo por el estúpido capricho de hacerle pagar con la misma moneda, y alejarme. Ahora lo quería mas cerca que nunca, y no podía. No podía tener nunca más ese abrazo que me protegía y me llenaba de paz. Mi vida parecía destinada a ser triste, no veía salida absoluta.
Muy, muy afortunadamente, de vuelta en la realidad mis ojos se abrieron y miré por la ventana de mi cuarto. Miré el celular: las 10am. Mi corazón latiendo fuerte y mi cabeza preguntándose si hoy iba a ser un día más sin verle la sonrisa, sin su compañía. Puse mi antebrazo sobre mi frente mientras trataba de acordarme.. la noche anterior no había llegado con amigas a mi casa, había llegado sola, y jamás se me había ido la borrachera, porque no me había emborrachado. Eso quería decir que nunca me puse a llorar por la muerte de nadie. Lo que quería decir que todo estaba bien. Y entonces sí, me puse a llorar liberando la presión que mágicamente había aparecido en mi garganta, ese maldito nudo que me hizo pensar y decir "¿hace falta hacer morir a una persona en nuestras vidas para darnos cuenta que no podemos vivir sin ella?". Y como la respuesta fue no, abrí el whatsapp, y le hablé.